El Maracuyá o Fruta de la Pasión, es una fruta originaria de Centroamérica, y tiene en Brasil y Colombia a los países con mayor producción. También se produce en algunas zonas africanas, como Kenia y Costa de Marfil, entre otros.
Se trata de una baya redonda u ovoide, que se puede encontrar en distintos colores: amarilla, morada y granadilla. Entre sus variedades destacan el Ourepretano, Muico, Peroba, Pintado, entre otros, además de otras especies híbridas más resistentes.
Esta fruta disponible por estos días -su temporada es de octubre a abril-, posee un sabor entre dulzón y agridulce, muy característico, pero con una nota leve a alboricoque. Su cáscara es lisa, ciertamente acolchada por dentro pero dura por fuera. Su pulpa suele tener una consistencia un tanto gelatinosa, muy aromática.
Su tamaño varía de entre 35 y 80 milímetros de diámetro y su peso aproximado es de unos 30 gramos. No obstante, el Maracuyá amarillo puede ser más largo y grande, y pesar hasta 100 gramos.
En cuanto a sus propiedades vale destacar que contiene gran cantidad de agua, y alta cantidad de hidratos de carbono, por lo que su valor calórico es significativo, cerca de 80 calorías por cada 100 gramos de producto.
Con respecto a sus nutrientes, presenta provitamina A (o betacaroteno, que se convierte en vitamina A), vitamina C y minerales como postasio, fósforo y magnesio. La variedad amarilla es aún más rica en minerales y en provitamina A que la morada.
Además, al ser rica en fibras ayuda a evitar el estreñimiento y a tener un buen funcionamiento intestinal.
Al contener vitamina C ayuda en la formación de los huesos y dientes, glóbulos rojo y favorece la absorción del hierro. Además, y así como el betacaroteno, es un buen antioxidante.
El potasio, recordemos, es esencial para el sistema nervioso y para la normal actividad muscular. El fósforo, para los huesos y dientes, entre otras funciones, y el magnesio, para el buen funcionamiento del intestino, los nervios y músculos.